Unahistoria, de Gipi: un esperadísimo retorno
20/10/2014
Un hombre está en una playa, sentado a orilla del mar, en un estado de confusión que aumenta progresivamente hasta hacer necesaria la intervención de un equipo médico. Es trasladado a una institución psiquiátrica, donde le diagnostican esquizofrenia repentina y le dan una fuerte medicación. A pesar de esto sus alucinaciones persisten, encallado en un bucle infinito donde dibuja compulsivamente dos imágenes: un árbol seco y una estación de servicio.
El hombre resulta ser Silvano Landi, un escritor de éxito que ya no escribe, un inventor de historias que vive de contarlas y de escucharlas, y al que la vida, en el filo de los cincuenta años, termina por abrumar y que, ahogado por las palabras y por los recuerdos, se obsesiona con las cartas que su bisabuelo, Mauro, escribía a su familia desde las trincheras en la Primera Guerra Mundial.
Este es el argumento de la nueva obra de Gian Alfonso Pacinotti, más conocido por el sobrenombre de Gipi, uno de los autores europeos más personales e interesantes de la bd contemporánea (además de ser uno de nuestros preferidos) que hace cinco años abandonó su producción tebeística para centrarse en su trabajo cinematográfico. En aquel momento confesó que esta decisión era motivada por no tener historias que contar, y después de la lectura de Unahistoria (Salamandra Graphic) podemos asegurar que este período de barbecho le ha sentado de maravilla a la creatividad del italiano, que presenta aquí uno de sus mejores trabajos.
Dibujante prodigioso dotado de un inconfundible estilo propio, narrador anárquico y sutil, con un cierto toque poético, Gipi es una rara avis dentro del panorama de la viñeta europea, poseedor de características recurrentes en toda su obra que enamoran a sus lectores y lectoras. Fue alumno de Andrea Pazienza, un genial historietista italiano menos conocido por estas tierras de lo que debería (tara que en poco tiempo paliará la editorial Fulgencio Pimentel con la publicación de varias de sus obras), y de él aprendió a buscar en la vida cotidiana el drama y la belleza necesaria para sus historias. De ahí que los elementos autobiográficos no sean difíciles de encontrar en sus libros.
En el caso concreto de Unahistoria consigue meternos dentro de la cabeza de Silvano, con su libertad narrativa habitual y un empleo magnífico del monólogo interior, al tiempo que intercala el presente del protagonista con los flashbacks de su pasado y, sobre todo, la historia de su bisabuelo en la guerra.
Deconstruye su relato haciendo saltar por el aire su linealidad, pero, como casi siempre dentro de sus textos, del caos acaba por extraer un orden que resulta perfecto para narrar lo que nos quiere transmitir, que es mucho: el paso del tiempo, aferrarse a la vida y a la familia, la concepción que tenemos de nosotros mismos, etc. Tras su lectura podemos decir que tenemos la impresión de haber sido, más que voyeurs, compañeros en la intimidad de la narración de este escritor de 49 años abrumado por el pasado.
Y si el texto resulta complejo y muy trabajado, del dibujo podemos decir que es posiblemente la cumbre del arte de Gipi, alternando distintos estilos (dibujos en blanco y negro, detallistas acuarelas con colores y sombras sorprendentes) para alcanzar un resultado final excepcional y de una enorme hermosura.
Estamos pues de enhorabuena, por el retorno de este grandísimo creador y por la espectacular manera en la que vuelve.
Unahistoria
Gipi
Salamandra Graphic
Tomos: 1
 que hace cinco años abandonó su producción tebeística para centrarse en su trabajo cinematográfico. En aquel momento confesó que esta decisión era motivada por no tener historias que contar, y después de la lectura de Unahistoria (Salamandra Graphic) podemos asegurar que este período de barbecho le ha sentado de maravilla a la creatividad del italiano, que presenta aquí uno de sus mejores trabajos.
Dibujante prodigioso dotado de un inconfundible estilo propio, narrador anárquico y sutil, con un cierto toque poético, Gipi es una rara avis dentro del panorama de la viñeta europea, poseedor de características recurrentes en toda su obra que enamoran a sus lectores y lectoras. Fue alumno de Andrea Pazienza, un genial historietista italiano menos conocido por estas tierras de lo que debería (tara que en poco tiempo paliará la editorial Fulgencio Pimentel con la publicación de varias de sus obras), y de él aprendió a buscar en la vida cotidiana el drama y la belleza necesaria para sus historias. De ahí que los elementos autobiográficos no sean difíciles de encontrar en sus libros.
En el caso concreto de Unahistoria consigue meternos dentro de la cabeza de Silvano, con su libertad narrativa habitual y un empleo magnífico del monólogo interior, al tiempo que intercala el presente del protagonista con los flashbacks de su pasado y, sobre todo, la historia de su bisabuelo en la guerra.
Deconstruye su relato haciendo saltar por el aire su linealidad, pero, como casi siempre dentro de sus textos, del caos acaba por extraer un orden que resulta perfecto para narrar lo que nos quiere transmitir, que es mucho: el paso del tiempo, aferrarse a la vida y a la familia, la concepción que tenemos de nosotros mismos, etc. Tras su lectura podemos decir que tenemos la impresión de haber sido, más que voyeurs, compañeros en la intimidad de la narración de este escritor de 49 años abrumado por el pasado.
Y si el texto resulta complejo y muy trabajado, del dibujo podemos decir que es posiblemente la cumbre del arte de Gipi, alternando distintos estilos (dibujos en blanco y negro, detallistas acuarelas con colores y sombras sorprendentes) para alcanzar un resultado final excepcional y de una enorme hermosura.
Estamos pues de enhorabuena, por el retorno de este grandísimo creador y por la espectacular manera en la que vuelve.UnahistoriaGipiSalamandra GraphicTomos: 1 "Compartir en Facebook")
