El Folies Bergère, de Zidrou y Francis Porcel: un viaje al infierno de la guerra
16/12/2013
Algo tienen las historias de Zidrou que siempre nos tocan por dentro y nos llevan a reflexionar tras su lectura. Así nos hable de un cuentacuentos africano, de la infatigable madre de un discapacitado psíquico o de un viejo mafioso en el ocaso de su vida, el prolífico guionista belga posee una extraña, por poco frecuente, capacidad para dotar, sin adornos, de una enorme humanidad a sus relatos y personajes. Esta característica lo ha convertido, desde la aparición de su primer álbum en castellano, Lydie, en uno de los historietistas preferidos de Komic Librería.
Hace pocas semanas salió de la imprenta El Folies Bergère (Norma Editorial), una excelente y durísima narración ambientada en la Primera Guerra Mundial que retrata de manera cruda la vida en las trincheras y expone magistralmente la locura de la guerra. Alejándose del documentalismo preciso con el que tratan el tema autores como Jacques Tardi, Zidrou emplea de nuevo los recursos del realismo mágico para acercarnos la historia de la 17ª Compañía de Infantería del ejército francés, que, tratando de huir del horror de la guerra llaman a su barracón el Folies Bergère, como el famoso cabaret parisino donde sueñan con encontrarse todos al terminar la contienda.
Cada soldado tiene su apodo, como mascota usan un espantapájaros bautizado como Soldado Melón y presentan siempre su aborrecible rancho como si de platos de alta cocina se trataran. El humor frente a la desesperación, la ilusión como bálsamo ante las atrocidades que ven cada día, estas son las armas que este grupo de soldados emplea para seguir siendo hombres en medio del barro y de la muerte y no perder la razón.
Pero la lógica va a ser desafiada por un sorprendente episodio que ocurre tras la ejecución de tres reclutas condenados a muerte por el Alto Mando y que coincide con la llegada al Folies Bergère de un sacerdote capellán militar, amigo de la infancia del propio capitán del regimiento. Y mientras tanto, el ataque alemán parece más y más inminente.
Este paisaje infernal, lleno de fango, sangre y desolación, está excepcionalmente dibujado por el granadino Francis Porcel, con un diseño realista y descarnado, lleno de tonalidades grisáceas y ocres que emponzoñan la noventa y seis páginas del álbum donde otros colores tan sólo aparecen en contadas (y positivas) ocasiones, y que reproduce de manera certera las poderosas metáforas visuales que pueblan el guión de Zidrou.
Paralelamente al hilo principal encontramos pequeños relatos, flashes donde los personajes recuerdan o imaginan otros tiempos, otras vidas a las que no saben si volverán, y entre los que destaca aquel que nos cuenta la relación que mantiene el hermano pequeño de uno de los soldados con su vecino, el pintor impresionista Claude Monet.
En definitiva, una obra estremecedora y muy bien armada que ya es, por méritos propios, una de las lecturas más recomendables de estos últimos meses y que recuerda en varios aspectos a otro título bélico en el que el realismo fantástico también es protagonista: el magnífico La línea de fuego de nuestro apreciado Manu Larcenet.
El Folies Bergère
Zidrou / Francis Porcel
Norma
Tomos: 1
, una excelente y durísima narración ambientada en la Primera Guerra Mundial que retrata de manera cruda la vida en las trincheras y expone magistralmente la locura de la guerra. Alejándose del documentalismo preciso con el que tratan el tema autores como Jacques Tardi, Zidrou emplea de nuevo los recursos del realismo mágico para acercarnos la historia de la 17ª Compañía de Infantería del ejército francés, que, tratando de huir del horror de la guerra llaman a su barracón el Folies Bergère, como el famoso cabaret parisino donde sueñan con encontrarse todos al terminar la contienda.Cada soldado tiene su apodo, como mascota usan un espantapájaros bautizado como Soldado Melón y presentan siempre su aborrecible rancho como si de platos de alta cocina se trataran. El humor frente a la desesperación, la ilusión como bálsamo ante las atrocidades que ven cada día, estas son las armas que este grupo de soldados emplea para seguir siendo hombres en medio del barro y de la muerte y no perder la razón.Pero la lógica va a ser desafiada por un sorprendente episodio que ocurre tras la ejecución de tres reclutas condenados a muerte por el Alto Mando y que coincide con la llegada al Folies Bergère de un sacerdote capellán militar, amigo de la infancia del propio capitán del regimiento. Y mientras tanto, el ataque alemán parece más y más inminente.Este paisaje infernal, lleno de fango, sangre y desolación, está excepcionalmente dibujado por el granadino Francis Porcel, con un diseño realista y descarnado, lleno de tonalidades grisáceas y ocres que emponzoñan la noventa y seis páginas del álbum donde otros colores tan sólo aparecen en contadas (y positivas) ocasiones, y que reproduce de manera certera las poderosas metáforas visuales que pueblan el guión de Zidrou.Paralelamente al hilo principal encontramos pequeños relatos, flashes donde los personajes recuerdan o imaginan otros tiempos, otras vidas a las que no saben si volverán, y entre los que destaca aquel que nos cuenta la relación que mantiene el hermano pequeño de uno de los soldados con su vecino, el pintor impresionista Claude Monet.En definitiva, una obra estremecedora y muy bien armada que ya es, por méritos propios, una de las lecturas más recomendables de estos últimos meses y que recuerda en varios aspectos a otro título bélico en el que el realismo fantástico también es protagonista: el magnífico La línea de fuego de nuestro apreciado Manu Larcenet.El Folies BergèreZidrou / Francis PorcelNormaTomos: 1 "Compartir en Facebook")
