ESTOY AQUÍ, de Iván Sende (Diábolo): la exhaustiva, nítida y rigurosa biografía de Ramana Maharshi (1879-1950).
02/12/2021
Iván Sende es, sin ninguna duda, una necesaria rara avis dentro del panorama comiquero gallego, un autor extraordinario y único que sigue su propio camino, seguro de lo que hace y de cómo lo hace, que nos acaba de sorprender de nuevo con Estoy aquí, su último trabajo.
Ya lo había hecho en 2015 con Advaita, su primera incursión en el mundo del cómic, donde contaba, con acierto y honestidad, su propia experiencia descubriendo el budismo y la espiritualidad oriental. En sus páginas hablaba, entre otras muchas personas, del protagonista de la obra que hoy comentamos, Ramana Maharshi, el maestro que enseñaba desde el silencio.
A continuación, en 2016, publicó El secreto del Salmo 46, la versión gráfica de una conferencia de Brian Moriarty sobre distintos mensajes ocultos en diversas obras de arte a lo largo del tiempo.
Y hace pocas semanas llegaba su tercer álbum, Estoy aquí, editado, al igual que los dos anteriores, por Diábolo Ediciones y en el cual encontramos una rigurosa biografía, un trabajo elaborado durante dos años de profunda recopilación bibliográfica e investigación propia sobre uno de los más influyentes y respetados maestros hinduistas del siglo XX.
En el primero de los catorce capítulos que conforman Estoy aquí nos va a presentar una visión global de la importancia de la figura de Ramana Maharshi partiendo del impacto y repercusión, tanto en la India como en el resto del mundo, que tuvo su fallecimiento en el año 1950.
A partir de esto tenderemos una muy clara exposición, hilada de manera cronológica, de las distintas etapas de la vida de Venkataram, nombre que empleaba su familia para llamar a Ramana cuando era niño. Con sólo 16 años, tras la muerte de su padre y espontáneamente, Romana empezó a reflexionar sobre su propia existencia y poco después descubre la literatura devocional de la tradición tamil. Un hecho iniciático personal da pie a un cambio de actitud en el adolescente perdiendo el interés por lo que estaba haciendo y estudiando hasta ese momento. Sin previo aviso a su familia toma un tren hacia Tiruvannamalai, ciudad a cientos de kilómetros de Madurai, donde residía, sin más que unas pocas monedas para el viaje. Al llegar se dirige al templo al pie de la montaña Arunachala, lugar sagrado de peregrinación para los seguidores de Shiva. Y ya no iría mucho más lejos de aquel lugar durante el resto de su vida.
La determinación y la fortaleza espiritual del joven renunciante pronto llaman la atención, tanto de devotos peregrinos como de otros gurús. Ramana nunca estuvo unido a alguna congregación pero con el paso del tiempo muchos quisieron vivir a su lado y ponerse a su servicio, por lo que se fue formando un grupo y pasó de la soledad de una cueva en la montaña hasta fundar, sin pretenderlo, un ashram (templo) que llevará su nombre. En su madurez Ramana acogerá a su madre, después a su hermano, que se ocupará de las tareas de gestión a la vez que él mismo toma a su cargo asuntos mundanos como la despensa, la cocina o los trabajos de construcción y ampliación de las estructuras del ashram.
En la segunda mitad de la obra Iván consigue trasladarnos de manera fluida e integrada de manera natural en su narrativa muchas de las enseñanzas del maestro, siempre recopiladas por otros, aunque Romana también encontró tiempo para escribir pequeños tratados espirituales, que incluso tradujo él mismo a lenguas como el telugu o el malayalam.
El dibujo minimalista de Iván, coloreado en acuarela con una gran delicadeza, sirve con perfección a su propósito y nos conduce hacia el final de la vida de Ramana con una sensibilidad y una mística muy acertadas. Las últimas páginas son un preciso ejercicio de síntesis de todo a lo que los devotos de Ramana aspiran a comprender así como la afirmación de un autor y su estilo único.
Destacamos igualmente el enorme progreso de Iván como narrador, así como también en la construcción y estructuración de las páginas, transmitiendo una agradable e introspectiva sensación de paz y armonía, como si fuese una aportación más al mensaje del biografiado.
Así pues aquí os dejamos esta interesantísima recomendación y también os anunciamos que el próximo sábado 11 de diciembre, a partir de las 18:30 horas, tendremos a Iván Sende en Komic para presentar y firmar ejemplares de Estoy aquí.
: la exhaustiva, nítida y rigurosa biografía de Ramana Maharshi (1879-1950).&p[summary]=Iván Sende es, sin ninguna duda, una necesaria rara avis dentro del panorama comiquero gallego, un autor extraordinario y único que sigue su propio camino, seguro de lo que hace y de cómo lo hace, que nos acaba de sorprender de nuevo con Estoy aquí, su último trabajo.
Ya lo había hecho en 2015 con Advaita, su primera incursión en el mundo del cómic, donde contaba, con acierto y honestidad, su propia experiencia descubriendo el budismo y la espiritualidad oriental. En sus páginas hablaba, entre otras muchas personas, del protagonista de la obra que hoy comentamos, Ramana Maharshi, el maestro que enseñaba desde el silencio.A continuación, en 2016, publicó El secreto del Salmo 46, la versión gráfica de una conferencia de Brian Moriarty sobre distintos mensajes ocultos en diversas obras de arte a lo largo del tiempo. Y hace pocas semanas llegaba su tercer álbum, Estoy aquí, editado, al igual que los dos anteriores, por Diábolo Ediciones y en el cual encontramos una rigurosa biografía, un trabajo elaborado durante dos años de profunda recopilación bibliográfica e investigación propia sobre uno de los más influyentes y respetados maestros hinduistas del siglo XX.En el primero de los catorce capítulos que conforman Estoy aquí nos va a presentar una visión global de la importancia de la figura de Ramana Maharshi partiendo del impacto y repercusión, tanto en la India como en el resto del mundo, que tuvo su fallecimiento en el año 1950.A partir de esto tenderemos una muy clara exposición, hilada de manera cronológica, de las distintas etapas de la vida de Venkataram, nombre que empleaba su familia para llamar a Ramana cuando era niño. Con sólo 16 años, tras la muerte de su padre y espontáneamente, Romana empezó a reflexionar sobre su propia existencia y poco después descubre la literatura devocional de la tradición tamil. Un hecho iniciático personal da pie a un cambio de actitud en el adolescente perdiendo el interés por lo que estaba haciendo y estudiando hasta ese momento. Sin previo aviso a su familia toma un tren hacia Tiruvannamalai, ciudad a cientos de kilómetros de Madurai, donde residía, sin más que unas pocas monedas para el viaje. Al llegar se dirige al templo al pie de la montaña Arunachala, lugar sagrado de peregrinación para los seguidores de Shiva. Y ya no iría mucho más lejos de aquel lugar durante el resto de su vida.La determinación y la fortaleza espiritual del joven renunciante pronto llaman la atención, tanto de devotos peregrinos como de otros gurús. Ramana nunca estuvo unido a alguna congregación pero con el paso del tiempo muchos quisieron vivir a su lado y ponerse a su servicio, por lo que se fue formando un grupo y pasó de la soledad de una cueva en la montaña hasta fundar, sin pretenderlo, un ashram (templo) que llevará su nombre. En su madurez Ramana acogerá a su madre, después a su hermano, que se ocupará de las tareas de gestión a la vez que él mismo toma a su cargo asuntos mundanos como la despensa, la cocina o los trabajos de construcción y ampliación de las estructuras del ashram.En la segunda mitad de la obra Iván consigue trasladarnos de manera fluida e integrada de manera natural en su narrativa muchas de las enseñanzas del maestro, siempre recopiladas por otros, aunque Romana también encontró tiempo para escribir pequeños tratados espirituales, que incluso tradujo él mismo a lenguas como el telugu o el malayalam.El dibujo minimalista de Iván, coloreado en acuarela con una gran delicadeza, sirve con perfección a su propósito y nos conduce hacia el final de la vida de Ramana con una sensibilidad y una mística muy acertadas. Las últimas páginas son un preciso ejercicio de síntesis de todo a lo que los devotos de Ramana aspiran a comprender así como la afirmación de un autor y su estilo único.Destacamos igualmente el enorme progreso de Iván como narrador, así como también en la construcción y estructuración de las páginas, transmitiendo una agradable e introspectiva sensación de paz y armonía, como si fuese una aportación más al mensaje del biografiado.Así pues aquí os dejamos esta interesantísima recomendación y también os anunciamos que el próximo sábado 11 de diciembre, a partir de las 18:30 horas, tendremos a Iván Sende en Komic para presentar y firmar ejemplares de Estoy aquí. "Compartir en Facebook")
