Rural, de Étienne Davodeau: la vaquita por lo que vale
27/01/2014
Hace ya varios años que el francés Étienne Davodeau, un artesano de la viñeta con una obra altamente comprometida a nivel social, forma parte de las recomendaciones esenciales de Komic Librería. Nos conquistó con títulos como La mala gente, Ha muerto un hombre o, más recientemente, Los ignorantes, y vuelve ahora a la actualidad con la publicación en nuestro país de Rural: crónica de un conflicto, donde se sumerge, durante un año entero, en una tranquila comunidad agraria que va a ver rota su armonía por la construcción de una autopista.
Curiosamente, cuando en La mala gente hablaba del nacimiento, en la década de los sesenta, de los primeros sindicatos modernos en su departamento natal, Maine y Loira (en el oeste de Francia), no nos resultó difícil encontrar numerosos paralelismos entre su región y la nuestra propia. Y eso mismo ocurre en Rural, un álbum que bien podría estar situado en cualquier explotación ganadera de Galicia. Aunque es anterior a las otras obras que conocíamos de él, este magnífico reportaje gráfico confirma a Davodeau como un excelente narrador, comprometido con el tiempo en el que vive y extrañamente honesto. Ya en el prólogo nos avisa que no busca la objetividad neutral, sino reflejar lo que ve, y esto siempre condiciona el resultado final.
Su relato, aunque se acerca a las distintas consecuencias que tuvo la construcción, a finales de los años noventa, de una polémica autopista en el tranquilo pueblo de Chanzeaux y sus alrededores, se centra especialmente en una explotación ganadera pionera, una pequeña cooperativa de tres socios que apostan por la agricultura biológica. Davodeau se implica, con una enorme sed de información, en el día a día de estos tres utópicos ganaderos, y así nos aporta numerosa información sobre el funcionamiento de la explotación (y también del mercado lácteo en Francia), las condiciones necesarias para alcanzar la licencia bio, los cuidados de las vacas, etc. Y también, claro está, la manera en la que les va a afectar la autopista.
A partir de esto el autor visita a los vecinos e incluso a responsables políticos de la zona, otorgándoles a todos la voz necesaria para expresar sus distintas opiniones, que confluyen en la idea de que el trazado de la vía no está determinado exclusivamente por motivos técnicos. Algo a lo que, tristemente, no somos ajenos en Galicia, donde existe también una larga tradición de expropiaciones de dudosa validez. Especialmente trágico resulta el caso de una familia que, tras años de esfuerzos (físicos y económicos) para restaurar una casa vieja y convertirla en un hermoso hogar será obligada a mudarse.
Lo que Davodeau transmite no es sólo un enfrentamiento entre el campo y las infraestructuras modernas, sino que va mucho más allá: expresa la confrontación entre dos maneras antagónicas de ver la vida, algo que hoy en día, trece años después de la publicación de esta obra, podemos percibir con más claridad que nunca. Por una parte tenemos un modelo que busca un bienestar social compartido, justo, responsable y respetuoso con el medio-ambiente, y por otro lado un modelo que tiene como único objetivo el beneficio económico sin pensar en las consecuencias.
La profunda capacidad de observación del autor se mezcla con su carácter activo, por lo que por momentos no es simplemente un espectador y aporta sus opiniones, incluso escondidas tras una fina ironía.
Estamos, pues, ante una lectura interesante y realista que os recomendamos vivamente, descriptiva pero con alma, que reivindica el mundo rural, muchas veces olvidado y poco valorado, y su futuro, algo que deberíamos tener más en cuenta para nuestro porvenir.
Rural: crónica de un conflicto
Étienne Davodeau
La Cúpula
Tomos: 1
, no nos resultó difícil encontrar numerosos paralelismos entre su región y la nuestra propia. Y eso mismo ocurre en Rural, un álbum que bien podría estar situado en cualquier explotación ganadera de Galicia. Aunque es anterior a las otras obras que conocíamos de él, este magnífico reportaje gráfico confirma a Davodeau como un excelente narrador, comprometido con el tiempo en el que vive y extrañamente honesto. Ya en el prólogo nos avisa que no busca la objetividad neutral, sino reflejar lo que ve, y esto siempre condiciona el resultado final.Su relato, aunque se acerca a las distintas consecuencias que tuvo la construcción, a finales de los años noventa, de una polémica autopista en el tranquilo pueblo de Chanzeaux y sus alrededores, se centra especialmente en una explotación ganadera pionera, una pequeña cooperativa de tres socios que apostan por la agricultura biológica. Davodeau se implica, con una enorme sed de información, en el día a día de estos tres utópicos ganaderos, y así nos aporta numerosa información sobre el funcionamiento de la explotación (y también del mercado lácteo en Francia), las condiciones necesarias para alcanzar la licencia bio, los cuidados de las vacas, etc. Y también, claro está, la manera en la que les va a afectar la autopista.A partir de esto el autor visita a los vecinos e incluso a responsables políticos de la zona, otorgándoles a todos la voz necesaria para expresar sus distintas opiniones, que confluyen en la idea de que el trazado de la vía no está determinado exclusivamente por motivos técnicos. Algo a lo que, tristemente, no somos ajenos en Galicia, donde existe también una larga tradición de expropiaciones de dudosa validez. Especialmente trágico resulta el caso de una familia que, tras años de esfuerzos (físicos y económicos) para restaurar una casa vieja y convertirla en un hermoso hogar será obligada a mudarse.Lo que Davodeau transmite no es sólo un enfrentamiento entre el campo y las infraestructuras modernas, sino que va mucho más allá: expresa la confrontación entre dos maneras antagónicas de ver la vida, algo que hoy en día, trece años después de la publicación de esta obra, podemos percibir con más claridad que nunca. Por una parte tenemos un modelo que busca un bienestar social compartido, justo, responsable y respetuoso con el medio-ambiente, y por otro lado un modelo que tiene como único objetivo el beneficio económico sin pensar en las consecuencias.La profunda capacidad de observación del autor se mezcla con su carácter activo, por lo que por momentos no es simplemente un espectador y aporta sus opiniones, incluso escondidas tras una fina ironía.Estamos, pues, ante una lectura interesante y realista que os recomendamos vivamente, descriptiva pero con alma, que reivindica el mundo rural, muchas veces olvidado y poco valorado, y su futuro, algo que deberíamos tener más en cuenta para nuestro porvenir.Rural: crónica de un conflictoÉtienne DavodeauLa CúpulaTomos: 1 "Compartir en Facebook")
